lunes, 15 de octubre de 2007

El valle de Aconcagua


El valle de aconcagua es el último de los valles transversales, esta situado en el sector oriental de la quinta región. Se caracteriza por un clima seco, con grandes diferencias de temperatura entre invierno y verano, presentando estaciones muy marcadas, con un invierno con lluvias, nieve y temperaturas máximas de 7° C, y un verano soleado con máximas que alcanzan fácilmente los 32° C[1]. Estas diferencias de temperatura se explican por las características del clima templado tipo mediterráneo que predomina en el valle, el que no recibe la influencia moderadora del océano.

El valle de Aconcagua tiene una excelente ubicación geográfica por su cercanía a Santiago y Valparaíso, se ubica 80 kilómetros al noreste de Santiago y a 120 km al este de Valparaíso, incluye las Provincias de San Felipe y Los Andes, que en conjunto están divididas en 10 comunas, San Felipe fue fundada en 1740 por José Manso de Velasco y Samaniego y sus comunas son: Llay – Llay, catemu, Panquehue, Putaendo, Santa María y San Felipe. Los Andes fue fundada en 1791 por Ambrosio O`Higgins y sus comunas son Rinconada, Calle Larga, San Esteban y Los Andes[2]

Los cultivos tradicionales en el valle fueron el trigo, maíz, alfalfa, viñas y cáñamo. Y la explotación ganadera y minera. En la segunda mitad del siglo XX se restringieron las siembras dando paso a excelentes cultivos frutales, principalmente de hoja caduca y parronales. Esta tierra de campos que con eterna fertilidad tanto en el pasado como en los tiempos de hoy, ha dado a sus habitantes variados cultivos de chacarería y forrajes en un comienzo, para dar paso luego a la fruticultura, ganadería y hoy a la agroindustria, en donde prevalecen las faenas de packing de frutas de exportación como uvas, duraznos, ciruelas, kiwis, secado de frutas y la elaboración de vinos y licores a través de plantas semi industriales y artesanales. En la parte alta del valle, vale decir en la cordillera, valiosos minerales como el oro y la plata son extraídos desde épocas incásicas, a lo que se le ha sumado el cobre con el transcurso de los siglos.

Las tierras son muy bien calificadas por su calidad, clima y ubicación siendo excepcional para los viñedos ya que tiene característica especialmente buenas para los cepajes, como suelos que pueden ser de lecho de río los que contienen alto contenido de piedras arrastradas por los glaciares desde Los Andes, suelos de granito encontrados en los faldeos de los cerros (limo y limo-arcillosos) que se encuentran al final del valle. Este valle permite que los viñedos realicen una maduración lenta y constante, que garantiza la obtención de sabores maduros y una gran estructura tánica. Las pocas lluvias, el tamaño ideal de los granos y los escasos riesgos de enfermedades fungosas son razones suficientes para obtener el mejor vino.

Este valle transversal y estrecho ha sido configurado por el río Aconcagua que se origina en la cabecera del monte homónimo, cumbre más alta de Sudamérica y del hemisferio sur. Su aptitud vitivinícola descubierta en 1870, ha dado cabida en la actualidad a que sea reconocido por sus excelentes vinos, especialmente con los Syrah. Existe una oferta enoturística incipiente y diversos atractivos complementarios de jerarquía asociados a la naturaleza y cultura[3]

[3]Fuente: turisvino.com/guia/ValleDeAconcagua/01_presentacionvalle.pdf

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